Nocturnidad


De mañana soy casi inexistente. Siempre. Puedo despertar a una hora convencional, por el motivo que sea, y aun así una parte importante de mí sigue durmiendo el ayer. Cuando trabajaba, afortunadamente ingresaba al mediodía; sino hubiese padecido como muerto en vida. De no ser por ciertas cosas que uno debe hacer, yo prolongaría mi permanencia en la cama hasta la tarde; empalmaría con el almuerzo. Pero no. Hay que hacer. Y eso obliga a dejar el letargo entre las sábanas —muy a mi pesar—. Así, medio que despierto y trato de parecerme a un ser vivo. 

Lo mío es la noche. Tarde. Cuando ya todos se han metido a sus casas o habitaciones. Diez, once, medianoche. Todo recién empieza: mi lucidez es preclara. Despejada la modorra. Así como todo lastre (sea físico o mental). Y no es que a la hora de las brujas me convierta en un vampiro y salga a chupar la sangre bajo el cielo negro de la ciudad. No me aventuro a hacer lo que todo el mundo hace cuando la luna cuelga del cielo; no me voy a divertir ni a bailar ni juntarme con otra gente de corazón de crápula. Soy esquizoide. Antes que nada, esquizoide.

Cuando hablo de que mi lucidez es preclara y que todo empieza bien entrada la noche, no pretendo dar a entender que me vuelvo un tipo errante que va de bar en bar a pescar buenos momentos ni a perderse en la bruma y entre litros de alcohol. Mi aventura de medianoche es a puerta cerrada. El mero hecho de sentirme más despierto que nunca mientras la mayoría intenta dormir supone, en todo caso, mayor actividad cerebral. Son horas en las que puedo escribir mejor. Se me abren posibilidades infinitas: puedo rendirme a la música, disco tras disco, hasta que las aves de la mañana anuncien el nuevo amanecer. 

También me apetece leer o mirar videos o ponerme a comer algo; eso es lo de menos. El tema es que me gusta vivir de noche. Es decir, no es que tenga insomnio o me cueste dormir, sino que me gusta estar despierto y atravesar la madrugada haciendo cosas. Y siento mi cerebro más proclive a estar ocupado.

Después de la medianoche me siento más alerta, se me activan los detectores y me siento mucho más completo, más en posición de control sobre las cosas. La verdad no sé si es un mecanismo de defensa, si es algo inconsciente. Capaz que la noche me protege: son horas en las que hay menos humanos despiertos —lo cual me viene muy bien—, y es probable que eso tenga algo que ver en preferir vivir al revés. 

Leí por ahí que las personas que son más activas de noche/madrugada son más inteligentes y más creativas. No lo sé. Me gustaría pensar que sí, no por alimentar el ego (creo tener el ego en un punto medio, felizmente), sino porque son aspectos positivos en sí mismos para el ser humano que los tiene. Pero también leí por ahí que las personas nocturnas tienen —en palabras de la psicóloga italiana Marina Giampietro— una estabilidad emocional más débil y son más propensas a sufrir depresiones y adicciones. La publicación que revisé concluye que «esto vendría a confirmar que las mentes con mayor capacidad de creación y menos tradicionales son a su vez las más frágiles ante ciertos trastornos psicológicos».

Otro punto en contra es que al día siguiente uno es una sombra. Obvio: al pasar la noche previa en vela, quedan pocas reservas para poder estar despierto. Si ya siendo esquizoide era una sombra, la cosa se pone peor, ¿no creen? Pero, a pesar de eso, lo mío es la noche. De madrugada soy libre. No hay impertinencias. Nada que me incomode. Cada mañana siguiente, los ruidos asoman por la ventana, la gente empieza a colmar las calles, son como racimos, y entiendo que caminan o corren siguiendo la corriente y haciendo lo que todos hacen. A mí me tienen sin cuidado: vivo al revés, vivo en nocturnidad.  

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo en todo, excepto en el último párrafo; a mí no me ocurre, ya que despierto cuando el Sol se pone, y me voy a dormir cuando vuelve a salir (tanto en vacaciones como en época de clases, ya que puedo elegir horario nocturno, afortunadamente).
    Este post me ha gustado especialmente (no hace falta decir los motivos, quien lo haya leído ya los conocerá), pero, además de lo evidente, creo que entre líneas cuentas no sólo por qué es más ventajosa y cómoda, sino también por qué es tan... ¿Fantástica?
    Creo que tener una vida nocturna -siempre y cuando no la utilices para ir a lugares específicamente creados para esas horas- es una pre-muerte, y sólo de ahí pueden extraerse cierto tipo de cosas.

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  2. Buenas. Muy buen post como siempre. En mi caso trabajo 8 meses al año. De encsrgada. Asi que no puedo ser un ave nocturna porque eso afectaria a mi rendimiento laboral. Pero los otros 4 meses si soy nocturna. Es a partir de las 11 o 12 cuando mas activa soy. Noto t4anquilidad y libertad. Libertad de saber que es el momento en el que puedes hacer lo que quieras porque no hay personas alrededor.
    Nunca lo habia pensado. Siempre he asociado a que como cuando estudio o trabajo no disfruto de la noche tardia los meses que si puedo los aprovecho. Suelo leer o ver peliculas. Dibujar o incluso escribir relatos. Y cierto, es cuando mas inspirada estoy. Curioso. Pero tiene su logica. En mi caso se que en cualkier momento puedo ser interrumpida por mis familiares en casa, o por el movil por el trabajo o por los amigos a los que mantengo mas o menos a cierta distancia. Aunque me pega. Desde hace años mis familiares y amigos me comentan a menudo, demasiado a menudo, que soy un fantasma. Estoy sin estar. Me ves y no me ves. Se nota mi presencia pero no mi verdadero yo. Y cuando es la mejor hora segun la cultura para un espectro sino la silenciosa noche?
    Mmm...divertido. un fantasma nocturno. Tiene sentido. Es cuando mas vivos estamos. Entre las sombras de la sociedad.

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  3. Ojalá todo el día fuese noche para poder ocultarme en la oscuridad del mundo.
    Vagando por las sombras de la desesperación...

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  4. Pero es que en realidad no te ocultas, es totalmente al reves, cuando sabes que no hay nadie despierto, cuando sientes esa quietud es cuando por fin puedes respirar y ser tu mismo. Salir de tu guarida interna.
    La noche para mi no trae desesperacion, sino libertad.

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  5. Hola! Me gusta la noche, pero por mis obligaciones laborales no me queda otra más que vivir de día y dormir de noche. Qué se le va a hacer...

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  6. Estáis aviados viviendo de noche...

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