¿Y ahora qué?
Hasta que llegó el momento temido. El viernes me dijeron hasta aquí nomás. Luego de más de veinte años en la empresa, me comunicaron que prescinden de mis servicios. Es una situación que esperaba, pues advertí ciertas señales que algo así iba a ocurrir. Por nuevas políticas de la empresa, que incluyen la incorporación de gente más joven y la salida de personal con largo tiempo de servicio (así minimizan costos). Si bien me lo esperaba, no dejó de generar una sensación de irrealidad, de estar viviendo una situación inédita (ha sido mi primer y único centro de trabajo y nunca me he visto en el fatigoso ritual de buscar empleo: recuerdo que llegué como practicante y nunca me fui). No estoy deprimido, ojo. Pero sí me asaltan comprensibles preocupaciones, sean estas de tipo económico, de visión de futuro y, más que nada, de certeza absoluta de que me resultará sumamente complicado reinsertarme en el mercado laboral, por mi condición de esquizoide.
Mientras escucho voces bienintencionadas que me dicen cosas como se cierra una puerta pero se abrirán otras mejores o aquellas que resaltan mi experiencia o potencialidades, tienes talento, no te van a faltar propuestas de trabajo, yo básicamente escucho y me digo a mí mismo, claro, para ellos puede parecer sencillo, pero no toman en cuenta que soy esquizoide.
Llegó, pues, la hora de la verdad. No tengo la más remota idea de qué voy a hacer. Sé que tengo, por concepto de liquidación, cierta cantidad de dinero que me permitirá un tiempo limitado de subsistencia. Pero, ¿cuánto tiempo permaneceré inactivo? ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para volver a tener una remuneración fija cada mes?
Me aterra pensar que no habrá salida. Siento que se aproximan tiempos muy duros que pondrán a prueba mi paciencia, que acaso harán que me mueva en algún sentido, a pesar de mi proverbial inmovilidad. Veo el horizonte nuboso y temo caer en la desesperación y en un pesimismo tenaz que me hunda sin vuelta atrás. Incluso desde ya me agobia la lista de tareas que tengo que realizar, entre burocráticas y financieras, a sabiendas de que mi burbuja se verá seriamente alterada. La vida me muestra su cara de pesadilla real y no puedo evitarla, esquivarla, hacer como que no existe. Aún si intentara no darle importancia, mintiéndome a mí mismo, al momento despertaría con una opresión en el pecho, con una no deseada compañera que ha venido a instalarse a mi lado, sabe Dios por cuánto tiempo.
Me pregunto, ¿y ahora qué?
La verdad, solo escucho un silencio sordo...
Bueno otro que está igual en el paro...pero bueno esta situación por A o por B tiene que terminar,así que trabajo vas a encontrar....lo que si será un poco pesadilla las entrevistas de trabajo (cuando preguntan cosas que no son de la parte profesional)
ResponderEliminarNo quiero ni imaginarme en una entrevista de trabajo!
EliminarHola. Leer tu blog me ha sido de gran ayuda, y he encontrado que escribir sobre mis experiencias también lo es, de modo que he creado mi propio blog.
ResponderEliminarhttps://unhombredehojalata.wordpress.com/
Gracias y un saludo
Bien por el blog!
EliminarSaludos y mucha suerte.
Vaya, lo siento. Te lo figurabas, pero eso no sirve de nada. Mucho ánimo. ya me dirás si quieres algún consejo. Tp es plan darte la brasa. y menos en este foro. Un abrazo virtual y mucho ánimo de nuevo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Saludos cordiales!
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