Balada/ patíbulo/ turbulencia

Hoy solo quiero compartir esta canción. Por su cadencia. Me permito sentirme representado por ese andar pausado, como de procesión, como de quien deambula por un camino sin final cargando un bolso al hombro que pesa como todos los pecados del mundo. Como los pasos aletargados de un cristo moderno que lleva sobre sí el precio de una traición cósmica, imposible de cuantificar. Esta canción me representa hoy; refleja mi inmovilidad, mi invisibilidad, mi tendencia irreversible al empequeñecimiento, a volverme nada o algo insignificante (no por consideraciones poco generosas hacía mí mismo, sino como reacción natural: suelo implosionar, volverme minúsculo, recogerme hacia el interior de mi caparazón, como un molusco asustado; y eso pasa cada cuanto, sin orden ni ley que lo determine). Además, la melancolía. Una canción como esta me pinta la vida (o, más exactamente, encaja con ella como dos piezas hermanas) para luego habitar y usurpar, como el acto inevitable de un dictador tirano, mi cerebro atacado por el virus de una tristeza perniciosa. Y toma posesión de mi espíritu y se vuelve un himno personal. Se vuelve mi canto y mi religión... mi autoflagelación, mi mantra y mi letanía, mi propio miserere... Luego, la fractura, el cortocircuito, las convulsiones: lo que era una balada retorcida y claustrofóbica se convierte en un caos, en un tirabuzón de sonidos aparentemente inconexos, y vaya que toda esta transformación engarza, de nuevo, con mi espíritu; esta vez con su lado anárquico y turbulento...

King Crimson - Starless