Días empedrados
Navidad, Año Nuevo... me valen un quinto. Miento, sí valoro la Navidad como una fecha que simboliza el nacimiento del Salvador, pero la valoro en mi interior, reflexionando, dedicando algún tiempo a hablar con Él (orar). Y puedo hasta compartir con mi padre alguna que otra consideración sobre la figura de Jesús. Y podemos abrazarnos y desearnos una feliz Navidad porque estamos en la misma frecuencia. Frecuencia que no tiene, en absoluto, nada que ver con esta insana explosión compulsiva de comprar cosas, regalos, recorrer tiendas como digitados por un dios mercantilista. Regalar, regalar, regalar... a mi tío tal, a mi tía tal, al primo, al sobrino, a la novia del hermano, al amigo del cuñado, ¿quién me falta? ¡Cierto!, la amiga de la amiga de mi prima que el año pasado me regaló y debo regalarle... enloquecer, perder la perspectiva, no saben por qué lo hacen pero lo hacen...
12 en punto de la noche, abrazos, besos, ¡feliz Navidad!, sonrisas congeladas, fotos, flashes, brindis... ¿saben acaso de qué se trata todo? Salvo honrosas excepciones, creo que no: todo es una fiesta social porque sí, porque es Navidad.... ¿y qué es Navidad? Dirán: bueno, es estar con la familia, es compartir, es estar juntos... Ah, mira. ¿Pero todo eso no lo pueden hacer cualquier otro día del año? Parece que no. La Navidad ha entrado a engrosar la lista de tradiciones sin sentido que ocurren, pues porque sí. Santa Claus (o Papá Noel, según sea) tiene más presencia que el propio Jesús. Los renos que arrastran el trineo también; las luces que adornan las fachadas de las casas, los pinos orlados con bolitas, más luces y otras chucherías. Los rituales gastronómicos son indispensables: pavo, ensaladas, panetón, chocolate caliente. Pero todo sigue siendo un gran hueco. Celebran, ríen, brindan, comen hasta saciarse y no tienen ni idea de por qué. Me resulta frustrante.
Se viene el Año Nuevo y será algo parecido a la Navidad. Otro sinsentido. Igualmente, las calles como arterias por las que circularán humanos en masa buscando parafernalia: más pavo, champán, cotillón, productos pirotécnicos, etcétera. Cada quien elegirá la fiesta a la que acudirá. Y se someterá, como cada cambio de almanaque, a los mismos vaivenes.
¿Qué celebran?, me he preguntado desde chico.
Y no encuentro respuesta.
Vamos, me podría decir alguien: celebramos la llegada de un nuevo año.
¿Y?
Pues, eso.
Ah, bueno. Pero, ¿y?...
No sé si soy un completo amargado, un marciano, un aguafiestas, un ser de crónico ceño fruncido. Ni siquiera sé si todos los esquizoides, o una parte importante de ellos, piensa o siente igual.
Pero no me entra en el cerebro que se arme tanta grandilocuencia solo porque termina 2013 y llega 2014. ¿Ha quedado demostrado que esa transición a otro año incluya, forzosamente, cambios importantes en nuestras vidas? ¿Seremos más felices el año que viene porque así lo deseamos?
No te pongas tan serio, me dirá alguien. Se trata de tener esperanza en un año mejor...
Bullshit!
Puedo tener o no esperanzas (es cosa mía), pero no las tengo porque pase de 2013 a 2014. Siento que es muy inmaduro pensar que un cambio de año traiga consigo una maleta llena de sorpresas. (Y pensar que, hablando de maletas, hay gente que sale a dar un paseo con una de ellas porque les han dicho que, si lo hacen, viajarán. Disculpen pero, ¿podemos ser tan estúpidos? ¿Quieren viajar? ¡Pues compren sus pasajes y viajen!).
Ah, y nada como la cuenta regresiva, a diez segundos de llegar al 1 de enero. No concibo tanta vacuidad en los sistemas pensantes de tantos humanos que cumplen con ese ritual de imbecilidad máxima. O, si no quieren que suene tan duro, de intolerable ingenuidad.
Son días empedrados porque atravieso cada uno de ellos como luchando por una supervivencia entre tanta insensatez. Y me estrello con celebraciones absurdas por donde vaya. Hasta en la oficina. Imposible escapar, solo me queda el aguante, intentar un acto de estoicismo.
Pensándolo mejor, tal vez un cambio de almanaque sí trae algo bueno: se termina todo esto y volvemos a la realidad; una realidad que no necesariamente es un lecho de rosas, pero es lo que hay. Sí, es lo único sano: enero mata a diciembre. Venga, enero.
Te comprendo, pienso igual que tu, mas mi posicion es mas pasiva, indiferente. Los esquizoides carecemos de esas emociones que poseen los normales y que les hacen actuar asi en estas fechas. No les podemos entender ni ellos a nosotros.
ResponderEliminarPor eso no me amargo aplicando la logica, se que simplemente no puedo entenderles.
Un saludo.
Sí, supongo que algunos esquizoides reaccionan de modo más pasivo. Entiendo que hay grados diversos de transtorno esquizoide. Saludos y gracias por leernos.
EliminarLa humanidad en todas partes del mundo es igual de patética y nosotros - esquizoides - igual de desadaptados. Pienso sobre la Navidad igual que tú pero debo decirte que para mí sí es motivo de celebración y regocijo acabar un año ¿Sabes por qué? Porque me parece mentira haber sido capaz de "sobrevivir" un año más entre tantas cosas que no comparto ni entiendo. No se si sea más difícil ser esquizoide hombre o mujer, pero ser mujer y no querer casarse ni tener ninguna relación, no querer tener hijos ni la vida convencional y cuadriculada que la mayoría siguen como borregos, por estas latitudes parece casi un delito...En fin, que para mí terminar un año es motivo de celebración por seguir aquí, siendo como soy a pesar de todos y de todo... y de no haber muerto en el intento.
ResponderEliminarUn abrazo, y por favor no dejes de escribir, tus escritos son de las pocas compañías que busco.
Gracias por tu comentario y comprendo 100% tu pensamiento. Que estés bien. Saludos.
EliminarDe todas tus entradas, ésta es la que más coincide con mi pensamiento.
ResponderEliminarMe gusta tu forma de escribir. No es para nada monótona como se esperaría del ser gris y apático que describís en otros textos.
Te invito a pasar por mi blog.
ResponderEliminarhttp://mundoesquizoide.blogspot.com/
Lo había dejado pero estoy tratando de mantenerlo más o menos activo.
Gracias por la visita y los comentarios. Y qué bueno que administres un blog sobre el mundo esquizoide. De todas maneras me daré una vuelta por ahí. Saludos.
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