Bienvenida, soledad

Nadie te lo dice. Uno lo va descubriendo a lo largo del camino. Lo va intuyendo como quien sabe que pertenece a un lugar específico, distinto, extraño; a una realidad que escapa de lo común. Lo vas absorbiendo. A veces, a golpes: porque la vida te va golpeando donde tus fibras se hacen más delgadas, donde te duele más y donde te sientes más expuesto, como colgado al viento. Te va golpeando y sin compasión. Incluso cuando recién asomas tu cara inocente hacia donde habitan los demás, hacia donde se mueven los otros, esos que pueden convertirse en tus verdugos, en algún momento del camino. El camino, que está lleno de piedras y precipicios. De vértigo y caída libre.

No lo sabes. Pero sí. Algo anda mal. Tienes cinco años y en el patio de la escuela sientes frío. Ese tipo de frío que pone tu piel en alto relieve. Es el frío del temor. Estás sentado sobre una banqueta gris, quieto. Muy quieto. Casi no miras a los costados. Frente a ti hay una lluvia de niños que corren y vuelan. Gritan su felicidad. Tú sientes que el cuerpo te tiembla sin obedecer tus órdenes. Quisieras volar como ellos, pero no. Alguna fuerza recóndita te somete a la inmovilidad y a la invisibilidad. Atado.

Y tu camino al Gólgota comienza desde ese instante en que alguno de ellos advierte que existes. Le codea al de al lado y sonríe… pronto, ambos sonríen y te hacen muecas (te han detectado y te conviertes en un target)… y tú sabes, desde ese momento, que una pared te separa de ellos… y de muchos más.

Con el paso del tiempo, descubres la imposibilidad de hallarte cómodamente instalado entre grupos copiosos. Si tienes suerte, tu rumbo encontrará a algún otro con el que puedas ser. Aunque en el fondo sabes que ni aquel otro podrá significar mucho en tu vida. Es apenas una sombra. Y notas que solo puedes ser cuando llegas a casa. Cuando reposas tus huesos sobre la cama. Cuando pones tu música. O cuando te hundes en un libro que te pueda contar una historia maravillosa. Cuando el ruido ensordecedor de conversaciones líquidas ha quedado tras la puerta de tu casa.
 
Nadie te lo dijo nunca, pero ya aprendiste a separarte del resto. Nadie te lo dijo hasta que alguna vez, si fuiste curioso o quisiste arrojarte en un diván para corregir las averías de tu carácter, de pronto lo sabes por obra y gracia de un diagnóstico. Tal vez algo tarde, por fin, alguien te dispara esa palabra que desconoces. Suena a esquizofrenia, a locura. Te preocupas. Piensas que es el fin. Que nunca serás capaz de cumplir los rituales del hombre normal, social, gregario.

Pero, de pronto, tras ese túnel que ves interminable, parpadea una luz. Empiezas a mirarte como si estuvieras fuera de ti mismo. Empiezas a comprender muchas cosas, a encontrar respuestas a todas esas inquietudes que parecían rebanarte la mente y hundirte en tristezas agudas. Es como si, casi sin darte cuenta, un botón ubicado en alguna parte de tu espíritu fuese presionado por una mano milagrosa: liberarte. Entonces, entiendes que amas la soledad, que toda compañía resulta incómoda, que entre tus cuatro paredes puedes alcanzar la plenitud sin forzarte a ser quien no eres. Que aquellas bromas que antes te laceraban, ahora tan solo te rozan como una brisa de la que puedes prescindir. Que puedes por fin darte la bienvenida al mundo. Un mundo de ausencias, sí. Pero al fin pleno.

Te miras en el espejo y hasta puedes ensayar una tibia sonrisa.


Comentarios

  1. Me gusta tu presentación, creo que es la presentacion de todos los que como tu somos esquizoides,no sabemos que nos ocurre cuando somos pequeños pero sabemos que somos diferentes y mas que en el colegio lo sabemos en nuestra casa
    en la relación con nuestra familia,al menos en mi caso,la primera vez que me escape tenia 4 años y toda mi vida ha sido escapar,no se de que pero siempre he sabido que ese no era mi lugar,ahora se que mi destino es la soledad porque no soporto a la gente ni a mi familia ni mi trabajo,seria feliz estando en una habitacion a solas conmigo en ese mundo interior tan fantastico

    ResponderEliminar
  2. Espero que sea el primero de muchos posts o el principio de un libro porque con poco artificio consigues atrapar al lector. Yo llevo intentando escribir algo desde hace años pero el entorno lacerante del pasado me absorve y tengo que buscar información para tapar el vacío. Enhorabuena, me ha encantado. Te invito a visitar mis blogs: http://emvdiodoro.blogspot.com.es/ // http://manosnhuellas.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  3. Hola.
    Yo no tengo trastorno esquizoide, pero me identifico con algunas de tus conductas.
    Describes muy bien lo que te sucede.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Acabo de descubrir tu blog. Enhorabuena. Y gracias.
    Otro esquizoide.

    ResponderEliminar
  5. Loneliness is the poverty of self; Solitude is richness of self (May Sarton)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Puede dejar su comentario aquí

Entradas populares