Más vale solo...

La frase completa suele ser: «Más vale solo que mal acompañado». Pero mi versión predilecta sería: «Más vale solo que mal o bien acompañado». O, simplificando las cosas, «más vale solo que acompañado».

En cualquier caso, «más vale solo». Ahora, si ser solitario me limita —un hecho incuestionable—, ¿cuál es la otra posibilidad? Convertirme en un ser social, como casi todo el mundo. Y eso no me viene bien bajo ningún punto de vista: me viene peor que asimilarme ermitaño. Vale decir, elijo el mal menor: más vale solo que acompañado.

Sin embargo, me pregunto si puedo mirar la situación con un lente más optimista, al punto de afirmar que he elegido no el mal menor, sino lo mejor. 

Hace unos días encontré un artículo que puede sumar puntos en ese sentido. Se titula «Las personas solitarias tienen estas 6 cualidades» y lo pueden leer en este enlace. 

Una mirada rápida de la nota nos ofrece estas 6 cualidades o, si quieren, ventajas de ser solitario. Eso sí, el autor deslinda entre ser solitario por elección y serlo por obligación. Las cualidades son para el primer grupo, dentro del cual me ubico, aunque no sé si en uso pleno de mi libertad o como consecuencia de mi condición psicológica. Obvio que ser esquizoide condiciona, pero de todos modos pienso que, dentro de la paleta de opciones, prefiero estar solo —a diferencia de los evitativos y los fóbicos sociales, que sí optarían por ser gregarios (si pudieran) pero se sienten imposibilitados—.

Bien, las 6 ventajas de ser solitario por elección son las siguientes: 

1. Límites firmes
Es decir, conocemos nuestros límites y eso nos permite manejarnos en la vida de una manera segura. Sabemos a lo que vamos, pues tenemos claro lo que podemos y lo que no. El artículo señala: «Además, saben que nunca están solos porque se tienen a sí mismos». 

2. Lealtad
Mientras que la gente normal siente un vacío agobiante en soledad, el solitario no necesita la compañía de otro humano. Y esto —según el autor de la nota— hace que, una vez que encontremos a alguien con quien nos sintamos cómodos, seamos con ese alguien personas leales, fieles. Esto puede ser discutible. Yo creo que la lealtad obedece más a los valores que cada persona tiene, sea o no solitaria.

3. Mente abierta
«Aunque les guste estar solos, eso no significa que sean rígidos o cerrados, sino todo lo contrario. Siempre están en busca de aventuras y nuevas actividades», dice la nota. También discutible. De nuevo pienso que esta cualidad puede ser atribuida a cualquier persona, según su personalidad y su sistema de características.

4. Fuertes ante dificultades
Dice que somos fuertes y equilibrados. Reflexivos. Y estas señas nos protegen en las adversidades. Puede ser. Al manejarnos por cuenta propia, creo que estamos de alguna manera mejor entrenados para hacer frente a las dificultades; por lo menos a algunas de ellas. Incluso si los problemas nos desbordan, tenemos el recurso de aislarnos para recargarnos y elaborar planes de contingencia. 

5. Autoconciencia
En este punto, nuestra fortaleza está dada por la capacidad de saber enfocarnos en nuestras emociones y en nuestros sentimientos, lo cual nos conduce a tener plena conciencia de quiénes somos, qué podemos lograr y a qué podemos aspirar. El autor escribe: «Conocerse bien les permite entender mejor a los que los rodean». Aunque la verdad a mí no me apetece entender mejor a los que me rodean.

6. Valoran el tiempo
Esto sí me lo apropio. Ser solitario me faculta a disponer de un tiempo precioso para mí mismo, sin la necesidad de malgastarlo en vericuetos sociales. No sentirme obligado a compartir con otros me ayuda a elaborar una bitácora valiosa para mis intereses. Puede sonar egoísta, ¿pero acaso estamos acá para complacer a los demás más que a uno mismo? Bueno, hay gente que sí puede pensar así, pero yo no puedo permitirme el lujo de desperdiciar mi tiempo en asuntos que no me suman. 

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